4 jun 2005

Capítulo 93

(...)Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdóname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fijate. Pero fijate bien, porque no es gratuito.¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total final: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al revés. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.(...)

Este fragmento me dejó si dormir varias noches. Me preguntó si vos (si, te estoy hablando a vos) lo leíste.

22 ene 2005

Breve nota sobre el arrepentimiento

¿Que podemos hacer cuando nos damos cuenta de que cometimos un error que pudo haber herido a otra persona? Es cierto que en algunos casos cometemos ese error involuntariamente, inocentemente, sin darnos cuenta, sin remotamente desear herir a esa otra persona (de hecho uno de nuestros objetivos en la vida es hacer feliz a esa persona). Es cierto que apenas nos damos cuenta de lo que hicimos, primero no podemos creer que nuestra estupidez pueda haber sido tan grande como para hacer algo asi. Es cierto que nos arrepentimos instantaneamente de haber hecho algo semejante, que nos invade la culpabilidad hasta el extremo en que nos gustaría pegarle a la pared para castigarnos (de hecho muchas veces lo hacemos). Es cierto que nos gustaría volver el tiempo atrás para no cometer ese error (unos pocos afortunados descubrieron la manera de hacerlo, pero no nos han contado el secreto). Es cierto que pedimos perdón a esa persona de todas las maneras posibles que se nos ocurren (un claro ejemplo de esto es el post que están leyendo ahora).
Todo esto es cierto, pero no importa que lo sea, el daño está hecho y nada de esto puede hacerlo desaparecer. Podemos obtener el perdón de esa persona (o no) y las cosas pueden volver a ser como lo fueron antes de dicho error (o no) pero lo que hemos hecho permanece, y por el resto de nuestras vidas deberemos cargar con nuestro profundo arrepentimiento. Si realmente estamos arrepentidos de nuestra estupidez, quizás la persona pueda llegar a perdonarnos, y recuperemos lo que estuvimos a punto de perder (sin lo cual seguramente sufriremos por el resto de nuestras vidas). Roguemos a Zeus que así sea.

6 ene 2005

Una bonita y simpática noche de insomnio

Extrañas razones, que permanecen ocultas a mi mente atrofiada, me llevan a crear este "blog" (término que aún no me resulta familiar) a las 5:47 am de un caluroso Jueves de enero. Mejor no oponerse a los designios astrales o divinos o de quien sea que esté allí imponiéndome este blog.

Reitero: son las 5:47 am. Para ser exactos, ya son las 5:49, el tiempo pasa rápido, 30 palabras se llevaron 2 minutos (pero esta no es ocasión para hablar sobre esto, quizás mas adelante).
Llegue a casa hace una hora si no me equivoco. No de un baile, no de un bar, no de la casa de un amigo, sino de la plaza de aqui a la vuelta, en la cual estuve aproximadamente 3 horas. Qué me llevo a ir a la plaza esta noche, tambien escapa a mi visión. Tan solo puedo decir que allí me encontraba, en un banco leyendo los últimos capítulos de Rayuela, y luego de terminar el libro empezé a escribir un cuento. Despues de 2 años (tal vez más) logré escribir algo, y más extraño aún, algo que no considero basura proto-literaria. Ahora el problema que invade mi mente es que si para escribir algo tengo que esperar a momentos tan "místicos" (por usar una palabra, creo que se entiende la idea... terminar de leer un libro tan poderoso como Rayuela en plena noche silenciosa en un banco de plaza es un momento cuasi-místico) mi obra esta destinada a ser extremadamente corta. Tal vez asi deba ser.
Sin embargo, más alla de problemas futuros que veo venir a raiz de esto, puedo decir que tuve una bonita y simpática noche de insomnio.